En medio del caos, cuando la luz se quiebra y el silencio pesa más que la tormenta, emerge Apolo: no como un dios intacto, sino como un símbolo renacido.
Esta figura no cayó del cielo; fue arrancada de la sombra, fragmentada por la fuerza de lo inevitable y rescatada del abismo con una nueva verdad.
Tito Valmore no buscó reparar lo que se rompió.Eligió honrar la herida.
Aplicó oro donde antes hubo fractura, revelando que la belleza no está en la perfección, sino en la historia que late en cada grieta.
En este Apolo, la ruptura se vuelve destino, y el dorado traza un mapa de resiliencia: la gloria que nace después de perderlo todo.
Técnica: Pintura acrílica sobre lienzo, intervención en laminilla de oro
Marco: Italiano de lujo
Medidas: 1.50 m de alto x 90 cm de ancho (marco de 15 cm)
