Un monoplaza de Fórmula 1, transformado en plato y símbolo de rebeldía. Lo visual y lo gustativo se fusionan: una hamburguesa jugosa, con ingredientes seleccionados al detalle, que se sirve sobre una estructura que evoca velocidad, precisión y riesgo.
Cada elemento fue pensado como parte de una experiencia sensorial:
el rojo vibrante, el desenfoque visual, el mensaje en el fondo: “No rules, only drive.“